¿Qué buscamos cada uno de nosotros cuando decidimos establecernos en un lugar? ¿Qué esperamos?, ¿Qué necesitamos?
Buscando el origen de los asentamientos humanos llegue a Konstantinos Dioxiadis (1913 – 1975), un prestigioso arquitecto y urbanista griego que en la década de los 60 acuñó el término de Ecumenópolis, la ciudad infinita, la ciudad que en el futuro cubriría casi todo el planeta formando una única gran masa urbana.
La teoría de Dioxiadis era que las ciudades se iban a extender tanto que terminarían uniéndose unas a otras debido a la gran habilidad que tienen los seres humanos para hacer que sus asentamientos crezcan más que los de cualquier otra especie en la tierra. Pero también detectó que ese crecimiento infinito de los asentamientos tenía un coste, el desequilibrio y también una consecuencia, la infelicidad de sus habitantes.
El principal desequilibrio que emerge del crecimiento exponencial de los entornos urbanos es la pérdida de la escala humana, es decir, la ampliación desmedida del espacio en detrimento de la importancia del ser humano como protagonista principal del asentamiento y que penaliza que este pueda desarrollar su vida con facilidad. Los estudios de Dioxiadis sobre los entornos urbanos y su desarrollo lo llevaron a crear la ciencia Ekística. Cuando leí esta palabra creí que quizás me había perdido por el camino y que había dado con algún egocéntrico enredado en su utopía, pero cuando empecé a profundizar en su modo de leer las ciudades y de buscar soluciones para sus problemas, pensé que algunas de sus conclusiones eran lo suficientemente razonables como para seguir entreteniéndome un poco en averiguar más acerca de esta ciencia de la que nunca había oído hablar.
“La denominación Ekística pro-viene de la palabra οίκος, (íkos) que en griego purista significa casa, hogar o hábitat, de la que se deriva el verbo οικίζω (ikíso) como expresión del establecimiento de una persona o grupo de personas en un lugar determinado, mediante la construcción o el uso de un refugio, con el ánimo de residir allí y convertir tanto el sitio como su entorno en la sede principal de sus actividades. De allí surge la calificación de οικιστής, (Ikistís) como la persona que establece o propicia el establecimiento de otros en un lugar, para terminar denominando οικιστικός, (ikisticós), es decir ekístico, todo lo concerniente a la fundación de una casa o de una colonia humana. De allí la denominación de OIKIΣTIKH, Ikistikí, Ekística, la ciencia de los asentamientos humanos.” www.urosario.edu.co/investigacion Dioxiadis define, en mi opinión con gran claridad, qué pretende el ser humano de un asentamiento:
- El hombre al fundar asentamientos busca maximizar sus posibilidades de contacto con su entorno físico y natural, con sus semejantes y con otros asentamientos, haciendo el mejor uso posible de las redes que surgen a raíz de su permanencia activa en un lugar determinado.
- Como complemento de lo anterior, advierte que el hombre busca minimizar el esfuerzo requerido para sostener esos contactos, de manera que sus actividades cotidianas se realicen de la manera más fácil posible.
- La optimización de las posibilidades de protección, desde las correspondientes a su habitación hasta la construcción de edificaciones y obras públicas de defensa contra enemigos potenciales o fenómenos naturales, acompaña el ánimo de establecerse en un lugar determinado.
- Todo asentamiento busca sacar el mayor provecho del entorno que le es propio, así lo haga en muchos casos de manera equivocada y así produzca no sólo beneficios, sino llegando a producir deterioros.
- La combinación de todos los fenómenos anteriores, en una u otra forma, se presenta en todos los asentamientos, le da a cada uno características particulares y se convierte así en uno más de los principios sobre los cuales la Ekística fundamenta sus análisis y sus propuestas. (Enlace al documento).
Otro dato importante de la ciencia Ekística es que incluye la necesaria colaboración entre múltiples disciplinas para cumplir con las tareas de reordenamiento de cada asentamiento (arte, urbanismo, sociología, tecnología, arquitectura, política…) Una relación entre disciplinas muy diversas que tiene como objetivo solucionar los posibles desequilibrios que puedan surgir entre lo que Dioxiadis denomina como “unidades Ekísticas”. Son las siguientes: los seres humanos, que son los que establecen la sociedad urbana, los refugios, que son sus viviendas, las redes, que son todo aquello que facilita la comunicación: la tecnología, las calles, la política… y por último, la naturaleza, la unidad que da origen al asentamiento.
La pérdida de armonía entre estas unidades Ekísticas pone en peligro la felicidad de los habitantes del asentamiento y en ocasiones, amenaza la perdurabilidad de este. De hecho, desde esta ciencia se establece que los asentamientos nacen, se desarrollan y llegan a tener éxito, pero siempre acaban debilitándose y a veces, desapareciendo. Hoy las ciudades siguen creciendo en número de habitantes y en extensión de territorio, puede que la Ecumenópolis finalmente se materialice. Nacerá, crecerá, tendrá éxito y al final, quizás desaparezca, quizás no. Quién sabe.
Otro dato importante de la ciencia Ekística es que incluye la necesaria colaboración entre múltiples disciplinas para cumplir con las tareas de reordenamiento de cada asentamiento (arte, urbanismo, sociología, tecnología, arquitectura, política…) Una relación entre disciplinas muy diversas que tiene como objetivo solucionar los posibles desequilibrios que puedan surgir entre lo que Dioxiadis denomina como “unidades Ekísticas”. Son las siguientes: Los seres humanos, que son los que establecen la sociedad urbana, los refugios, que son sus viviendas, las redes, que son todo aquello que facilita la comunicación: la tecnología, las calles, la política… y por último, la naturaleza, la unidad que da origen al asentamiento.
La pérdida de armonía entre estas unidades Ekísticas pone en peligro la felicidad de los habitantes del asentamiento y en ocasiones, amenaza la perdurabilidad de este. De hecho, desde esta ciencia se establece que los asentamientos nacen, se desarrollan y llegan a tener éxito, pero siempre acaban debilitándose y a veces, desapareciendo. Hoy las ciudades siguen creciendo en número de habitantes y en extensión de territorio, puede que la Ecumenópolis finalmente se materialice. Nacerá, crecerá, tendrá éxito y al final, quizás desaparezca, quizás no. Quién sabe.
Natalia Cisterna
Estrategia e innovación en Soulsight
www.soulsight.es